Carta de lectores del Dr. Víctor E. Ordóñez - San Isidro, octubre del 2003.-

Señor director:

Con demora comento la carta del lector Tomás Ojea Quintana en La Nación,  quien es, si no me equivoco y aunque él lo oculte, abogado de profesión que se especializa en el cobro de indemnizaciones por los desaparecidos. 

En su carta Ojea Quintana hace referencia, como no podía ser de otro modo, a los supuestos 30.000 desaparecidos durante la dictadura de 1976 y cita en tono condenatorio la, en verdad, poco feliz expresión del entonces general Videla con relación a los mismos. 

Al respecto pongo en duda la inocencia y objetividad con el que el lector se acerca al tema, por el hecho simple que varios de sus familiares próximos se cuentan en esa tétrica lista de caídos. Fue un Ojea Quintana, por ejemplo, el que encabezó a los seis miembros del GEC (Grupo Especial de Combate) fuerza de élite de Montoneros que el 1º de septiembre de 1976 asesinó de nueve balazos por la espalda al teniente primero Oscar Lucioni. 

Y fue otro Ojea Quintana quien sorprendido fabricando bombas caseras en su propio domicilio fue condenado a una pena de siete años de prisión junto con su mujer. 

De ser ciertos estos datos, en buena medida invalidan la argumentación  del Dr. Ojea Quintana o le hacen perder credibilidad ya que su juicio queda empañado por sus sentimientos lo que lo inhabilita para formular acusaciones que, a priori, eximen a sus parientes de todo cargo. Lo que, en última instancia, lo lleva a exculpar, como implícitamente lo hace, a toda la acción terrorista por cuyos protagonistas clama por justicia . Pero ¿y los del "otro lado"? ¿Estos tales no merecen reconocimiento por su actuación en una guerra que no provocaron? 

Saludo a Vd. muy atte

Víctor E. Ordóñez