editado por la
"ASOCIACIÓN DE EXCOMBATIENTES CONTRA EL TERRORISMO EN LA ARGENTINA"
Publicado en LA NACION de Buenos Aires del miercoles 10 de noviembre de 1999. Envidiamos al embajador y escritor Abel Posse sus virtudes literarias, su captador y sagaz estilo, pero apreciamos particularmente su valor cívico de ciudadano, al decir verdades por muchas dirigencias conocidas y por muy pocos expresadas. Contrasta su valiente actitud con tantos silencios cómplices, cobardes o especulativos, su mensaje de unión nacional con las ansias estériles de venganza de los retazos de los ideólogos del terrorismo marxista, derrotado en todos los terrenos, aquí y en el mundo.
Leamoslo despacio, sus dichos encierran más de un mensaje para todos los que aun se sientan argentinos.
"La errata española"Por Abel Posse, para La Nación
LIMA.- La Argentina, país desopilante. País donde el viajero ya encuentra en muchos porteños ese extraño brillo de quienes empiezan a despedirse de la razón. País del paralogismo y de la paradoja descarada. La histeria audiovisual de la patria locutora hace estragos y quita la paz del alma de la sometida ciudadanía. Este periodismo de locutores desmadrados, incultos, bocasucias y comerciantes no se da en otras partes del mundo.
País al revés, donde los terroristas de ayer son los moralizantes de hoy
, donde el revisionismo entusiasta del pasado siempre descubre a los criminales de la otra orilla. Unos defienden el humanismo occidental picana en mano, y los otros, los que quisieron fundar la "patria socialista" asaltando el poder para su dictadura, aparecen hoy como luchadores contra la tiranía castrense, ¡como si hubiesen hecho matar a tantos para defender a Balbín y a Alfonsín!No hay orgullo ni silencio de guerreros.
El llanto y la estéril "venganza del pasado" es la indigna actitud del victimismo de rédito.Otro patio trasero Del dantesco círculo de violentos de la década del 70, los violentos de Estado son considerados, con automatismo, unánimemente culpables; los violentos no gubernamentales (los V.N.G.) se ganaron el olvido de la opinión de superficie. Circulan, son entrevistados, gimen, moralizan, "democratean".
Así, el juez Garzón, solitario y quijotesco heredero imperial de Felipe II, en cuyo orbe tribunalicio nunca se pone el sol, evidentemente cedió a esta señalada parcialidad de indultar invariablemente al criminal privado, los VNG, e inculpar invariablemente a los violentos estatales, aunque la Argentina los haya juzgado (como no se hizo en España con los protagonistas del millón de muertos) y aunque la Argentina los haya condenado (como también a los jefes terroristas) y aunque los unos y los otros después hayan sido indultados para consolidar la transición democrática que indudablemente gozamos y de la cual damos prueba urbi et orbi.
El juez Garzón se pone por encima de
la Justicia argentina, de la voluntad de los líderes de sus dos partidos mayoritarios, de la Corte Suprema, del principio de cosa juzgada, y larga una lista de 98 "culpables" donde el teniente y el sargento tienen igual responsabilidad que el general y el almirante. (¿El teniente y el sargento decidían, obedecían o qué?).Interpol en mano,
Garzón, aparte de atentar contra el turismo mundial con sus amenazas, no admite que los "sudacas" puedan darse sus formas de pacificación y de transición política.Garzón externiza de Norte a Sur el principio de justicia. De poderoso a débil. No cree sólo en la globalización sino en la hispanización de la justicia. Recrea nuestra América como un enorme patio trasero de España (al sur de su Andalucía).
Irrita su parcialidad. Ejerce la justicia retrospectiva mirando veinte años atrás, a una Argentina remota, y olvida los horrores de hace cuarenta años en su España inmediata y en ese Primer Mundo que capitalizó las más feroces violencias del siglo. ¿Y los jefes del Ejército, de la Guardia Civil, los ocultos implicados en el levantamiento de Tejero, los verdugos de las Checas, los ministros de información de Franco, los fusiladores de Lorca, los que torearon obispos?
Y todavía, ¿por qué no la señora Thatcher, que dio orden de hundir (trescientos reclutas ahogados) al General Belgrano fuera de la "zona de exclusión" y para fondear el acuerdo diplomático del presidente Belaúnde?
La cumbre de La Habana
Más allá de la política y de las impresiones partidarias
, más allá del "discurso dominante", el Estado se rebela ante la intromisión en la expresión jurídica de su soberanía indivisible. Así lo entendieron ejemplarmente el Gobierno y las figuras predominantes del gobierno electo. Después de lo dicho al principio de esta nota, se debe destacar esta serena madurez tan promisoria.Es como si una Argentina profunda tomase conciencia de las políticas de Estado imprescindibles.
El presidente de la Nación debería recapacitar sobre su actitud de no asistir a la cumbre de La Habana. Eso significa una insólita y valiente solidaridad con Chile, pasando por alto las décadas de desconfianza que sembró Pinochet como geopoliticólogo antiargentino, pero al mismo tiempo significa un desplante hacia esa conferencia cumbre donde la Argentina es una pieza imprescindible. Una modificación en este sentido sería un gran gesto. La unión iberoamericana, más allá de la errata española o de la siempre temible moralina de los tropicales hacia el gobierno de Cuba, es un factor de importancia cultural y política mundial. Más que nuestro presente, es nuestro futuro fundado hace siglos.Abel Posse
Escritor y diplomático, embajador ante la hermana República del Perú.
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