"FORO DE LA VERDAD HISTÓRICA"
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Esta acción tuvo un pico inicial que finalizó en 1987, pareciendo luego diluirse en la acción limitada de grupos menores de extrema izquierda. A esto último contribuyeron los graves daños producidos a la esencia de las instituciones armadas - evidenciados en la crisis de Semana Santa - que decidieron a nuestra irresponsable dirigencia política a adoptar medidas de pacificación nacional, con leyes de amnistias parciales y posteriores indultos presidenciales.*
Sin embargo desde 1995 vivimos un rebrote del despiadado ataque a las Fuerzas Armadas, con la más que evidente intervención de sectores ligados a la cúpula del gobierno hoy casi saliente, por necesidades de su política internacional, para quitarle la bandera de los DDHH a la nueva oposición materializada en la Alianza y como simple cortina de humo para esconder sus déficits políticos. A esta acción se pliegan alegremente los eternos denunciantes disfrazados de defensores de derechos humanos y algunos grupos más díscolos de la Alianza, a disgusto de su dirigencia que se siente casi gobierno y no desea alimentar un incendio a heredar.* *
Los hoy menores de cuarenta años, sin haber sido testigos ni protagonistas, reciben una distorsionada versión de la guerra civil ocurrida hace un cuarto de siglo, cuyas consecuencias de esta forma se extienden hasta nuestros días.* *
Dos de los ex comandantes están nuevamente detenidos desde 1998, juzgados nuevamente por acusaciones por la cuales ya lo fueron en 1985 y declarados inocentes; un verdadero Gulag judicial, mientras tanto notorios altos funcionarios civiles y militares, jueces incluso, acusados de públicas y graves corrupciones, son protegidos desde las esferas del poder político.*
El prólogo del prestigioso Dr. Alberto Rodriguez Varela al libro "TESTIMONIO DE UNA DÉCADA" del Gral. de División Genaro Diaz Bessone (1996), sintetiza en forma cabal la realidad vivida en nuestra Argentina en aquella década de los 70, de horror y desencuentro. Veamos sus partes esenciales:*
"Creemos, por ello, que es oportuno dedicar estas palabras liminares a la recapitulación de algunos aspectos de esa cruenta guerra civil, promovida por organizaciones terroristas cuyos jefes recibieron instrucción militar en Cuba y en otros países del área comunista"."El
'Documento final sobre la guerra contra la subversión' que expidió la Junta Militar el 28 de abril de 1983 registra 21.642 hechos terroristas ejecutados entre 1969 y 1979. Los mismos abarcan asesinatos de ancianos, mujeres, niños, políticos, empresarios, sindicalistas, policías, gendarmes, militares, periodistas, obreros y personas que desarrollaban las más variadas actividades, secuestros extorsivos, ataques a unidades militares, asaltos a entidades financieras, etc.""
La primera respuesta a la embestida terrorista fue principalmente civil y política. Se creó en 1971 una Cámara Federal, integrada con jueces probos e independientes, que demostraron singular coraje y eficiencia. A principios de 1973 se encontraban procesados o condenados aproximadamente 2.000 terroristas.""Las autoridades constitucionales que asumieron el 25 de mayo de 1973
disolvieron ese tribunal, amnistiaron y liberaron a todos los terroristas - entre ellos a los asesinos del General Aramburu - y derogaron indiscriminadamente la legislación penal sancionada para reprimirlos. Los legisladores que se sumaron comparten la responsabilidad histórica de haber dejado al país sin jueces, sin leyes y con los asesinos sueltos y dispuestos a intentar el ataque definitivo para imponer en Argentina un régimen totalitario"."
Al sancionarse esas leyes, se desechó la alternativa civilizada y con empecinada ceguera el recién instalado gobierno constitucional empujó a los argentinos hacia la barbarie. Después de esas desaprensivas decisiones legislativas, la situación interna se agravó. No era posible caminar sin riesgo por las calles. Diariamente se producían atentados con explosivos o armas de fuego sin que fuera viable recurrir ante ninguna autoridad. La impunidad era total.""En el mes de febrero de 1975
la situación en la provincia de Tucumán adquirió contornos gravísimos. El llamado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) había logrado controlar gran parte del territorio. Era previsible, incluso, que intentara el reconocimiento internacional una zona supuestamente "liberada". La Presidenta Isabel Perón, sin objeciones del Partido Radical, expidió un decreto ordenando a las Fuerzas Armadas aniquilar el accionar de las organizaciones subversivas que operaban en Tucumán"."
No habían transcurrido dos años desde el 25 de mayo de 1973. Pero los legisladores hablaban otro idioma. El mismo diputado radical que había auspiciado "sancionar" a los jueces de la Cámara Federal antiterrorista, reconocía ahora - ante el asesinato del sindicalista Rucci - que "todo esto forma parte de una guerra sorda, de una guerra subterránea, que está ocurriendo en el escenario de la República". Un legislador del Partido Justicialista fue más drástico al recomendar la sanción de leyes que otorgaran a las Fuerzas Armadas y de Seguridad "amplios poderes" para "perseguir a los subversivos hasta sus guaridas y matarlos como a ratas, porque no merecen vivir en este suelo" (Diario de Sesiones, págs. 2506, 2532 y 2533). Ese era el clima que vivía el país"."En noviembre de 1975, el Poder Ejecutivo Nacional, interinamente a cargo del Doctor Italo Luder,
extendió a todo el territorio argentino la orden impartida a las Fuerzas Armadas de aniquilar al terrorismo.""Poco después el Ministro de Defensa Tomás Vottero pronunció una conferencia pública. En ella advirtió que ante la lucha 'total, sofisticada y compleja, despiadada, diabólica y criminal', promovida por la subversión armada,
'queda una sola alternativa: el exterminio total del enemigo."
Agregó que las 'Fuerzas Armadas, en cumplimiento de obligaciones constitucionales y convocadas por el gobierno, han asumido, junto a las Fuerzas de Seguridad, la responsabilidad de la acción directa contra la acción armada de la subversión. Y lo han hecho y siguen haciéndolo con marcado y rotundo éxito, gracias a su acendrado patriotismo, su vocación de servicio, su voluntad de lucha, su espíritu de sacrificio, su cohesión ideológica y espiritual y el coraje personal, en todas sus jerarquías, de todos sus componentes, no pocos de los cuales han rendido en acción a la Patria el holocausto de sus vidas. A ellos rindo, como ministro de defensa, y en nombre de la Excma. señora presidente de la Nación, la gratitud y el homenaje del gobierno, llamándolos beneméritos de la Patria y diciéndoles que cada gota de su preciosa sangre ha reafirmado tanto nuestra fe en la victoria final contra sus asesinos, como nuestra inquebrantable determinación de no dejar por hacer absolutamente nada de lo que esté dentro de nuestras facultades y de nuestro poder de decisión, hasta alcanzar su más completo exterminio".*
"Estas expresiones durísimas, que están dentro del contexto de la terrible guerra se encuentran publicadas en la «Revista de la Escuela de Defensa Nacional» y no suscitaron reacciones adversas por parte de los demás integrantes del Poder Ejecutivo, del Congreso, de los partidos mayoritarios o de los sindicatos".El discurso del Ministro Vottero
reflejaba el criterio sustentado en aquellos inquietantes días por numerosos dirigentes políticos, impresionados por la magnitud de la guerra y la gravedad de la situación".*
"La guerra civil argentina - como toda guerra - fue terrible. No estaba en juego sólo la titularidad del poder político, como en algunas contiendas internas del siglo pasado. Los argentinos enfrentábamos, por vez primera, la posibilidad de que se implantara de modo irreversible un régimen totalitario de inspiración marxista. Por ello, la defensa ante la agresión subversiva, encomendada a las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales, fue legítima. la victoria militar, alcanzada pagando un alto precio de sangre, fue justa"."
No pretendemos, con lo dicho, minimizar ni justificar las violaciones al orden moral objetivo que hayan podido cometerse en el curso del conflicto. Dios, que conoce el fondo de las conciencias, tiene una clara y completa visión de todo lo ocurrido, y a Él le corresponde dictar la sentencia definitiva".*
"Los aliados en la segunda conflagración mundial ejercieron también la defensa legítima de la civilización occidental frente a la agresión del totalitarismo racista y del imperialismo nipón, y obtuvieron una inobjetable victoria. Sin embargo, los horrores de la guerra civil argentina, frente las atrocidades ordenadas por los gobiernos de los países líderes de Occidente, no son susceptibles de comparación alguna. Recordemos solamente los bombardeos de ciudades en el continente europeo, sobre todo Dresde y Hamburgo, con pérdida de centenares de miles de vidas humanas, fundamentalmente ancianos, mujeres y niños. El propio Winston Churchill en sus Memorias, se horroriza por los efectos devastadores de esos bombardeos aéreos"."
No menos espeluznante fue el holocausto de Hiroshima y Nagasaki sólo para obtener una rendición que los japoneses proponían fuera «honorable» y los americanos exigían revistiera carácter "incondicional". Para hacer efectiva esta exigencia dos ciudades fueron aniquiladas, murieron 200.000 japoneses de ambos sexos, incluso niños, enfermos valetudinarios. Además, la bomba atómica produjo mortales efectos patológicos que se manifestaron a lo largo de dos décadas".*
"Recordemos, finalmente, que la Resistencia francesa sólo entre junio de 1944 y febrero de 1945 habría ordenado 105.000 ejecuciones sumarias. Las represalias hacia los colaboracionistas prosiguieron después que el ejercito alemán (Wehrmacht) abandonó el territorio de Francia. Se ha calculado que luego de finalizadas las operaciones bélicas se efectuaron aproximadamente 20.000 ejecuciones de supuestos colaboracionistas. Obsérvese que la amnistía sancionada por el gobierno francés de postguerra fue extendida hasta el 1 de enero de 1946 para cubrir todas las extralimitaciones cometidas durante el año 1945"."A estos horrores podríamos sumar otros ocurridos en Italia, Bélgica, Noruega, Luxemburgo y Dinamarca a partir de su liberación del yugo nacional socialista.
Pero ningún exceso altera el principio axiomático según el cual la causa de los aliados fue legítima y su victoria justa"."
A nadie se le hubiera ocurrido procesar a Truman, Churchill o De Gaulle como consecuencia de las transgresiones cometidas por las fuerzas aliadas durante una guerra que produjo 50 millones de muertos. Los tres quedaron consagrados como líderes que, en momentos cruciales para la supervivencia de la civilización occidental, condujeron a sus pueblos a la victoria. Y nada más. Lo demás, todo lo que entra en el plano de la conciencia moral, quedó reservado al juicio y a la misericordia de Dios".*
"Nuestro proceder al término de la guerra fue diferente al observado por las potencias victoriosas en la segunda guerra mundial. No actuamos tampoco como los americanos, que tuvieron una sangrienta guerra civil durante la presidencia de Lincoln, con más de 600.000 muertos. Ni como los españoles, cuya dura contienda interna de 1936-1939 dejó un saldo que oscila, según los diversos autores, entre 300.000 y 1.000.000 de muertos"."
Las cifras nuestras son por cierto muy inferiores. No lo decimos porque olvidemos que sólo una vida tiene ante Dios un valor infinito. Lo señalamos sólo para ubicar la magnitud de nuestro conflicto frente a los horrores que envolvieron a los países más cultos del planeta".**
"Un estadista genuino, al asumir el gobierno en diciembre de 1983, habría procurado consolidar la paz interior, neutralizar los odios y rencores, afianzar la concordia y promover la reconciliación entre los argentinos. Podría incluso haber convocado a un acto público de expiación para que todos, según los dictados de la propia conciencia, y desde las diferentes perspectivas religiosas, pidiéramos al Señor el descanso eterno de los caídos, sin exclusión de nadie, y su misericordia por todas las transgresiones morales cometidas en el curso de la guerra".****************************************
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