
"FORO DE LA VERDAD HISTÓRICA"
editado por la
"ASOCIACIÓN DE EXCOMBATIENTES CONTRA EL TERRORISMO EN LA
ARGENTINA"

Editorial del diario "LA NUEVA
PROVINCIA" de Bahía Blanca del 14 de noviembre de 1999.
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El Juez
Baltzar Garzón desenmascarado.
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"Un juez para el mundo"
Bahía Blanca, domingo 14 de Noviembre de 1999
SI SE precisaba de una comprobación adicional acerca de su falta
de responsabilidad jurídica y moral, el juez Baltasar Garzón acaba de darla
con el procesamiento de un grupo de militares argentinos y su pretensión de obtener de
nuestras autoridades la necesaria extradición para juzgarlos en España.
EL PRETEXTO para este nuevo desafuero es que las
presuntas víctimas serían españolas. Pero ambas decisiones han sido apeladas por el
fiscal de la causa, y es de esperar que el tribunal de alzada las revoque por
manifiestamente improcedentes, en este caso.
PESE A que en otro anterior un tanto menos absurdo, el
del general Augusto Pinochet, dio curso favorable al pedido de extradición y comprometió
la reputación de la justicia española en el campo internacional.
Al punto que el mismo juez británico que aceptó ese pedido
, sin duda para
salvar sus escrúpulos de jurista, y tomando a pretexto una ignorancia ficticia de la
leyes españolas, hubo de acotar: "¿Puedo yo, un magistrado sin conocimiento particular y francamente
ni siquiera general, decir lo contrario (a lo resuelto por la Corte Española)? Creo que
no".
CON ESTA acotación, estaba sugiriendo, a la
manera indirecta de los abogados británicos, que el pedido de
extradición del general Pinochet no se ajustaba al derecho vigente en España,
pero que, viniendo refrendado por la autoridad judicial suprema y el propio gobierno de
ese país, no tenía más remedio que tenerlo por válido, en razón de su falta de
jurisdicción para juzgar sobre el punto.
NO SERIA imposible que también ahora las mismas autoridades presten
su apaño al juez Garzón, sea por afinidades ideológicas con el Partido
Socialista, sea por seguir la tendencia pronta para cualquier extralimitación legal
cuando se trata o se alegan los derechos humanos.
SIN EMBARGO, con respecto a los militares argentinos, parece imposible que exista más de un magistrado que se haga cómplice de
semejante desvergüenza.
El tratado de extradición entre la Argentina y España, firmado en el año 1987, es
clarísimo y contiene varias disposiciones que invalidan totalmente el posible
requerimiento de extradición.
SU ARTICULO 7º es definitivo, al establecer: "Cuando el reclamado sea nacional de la Parte requerida, ésta podrá
rehusar la concesión de la extradición de acuerdo a su propia ley". Y la
legislación argentina a aplicar exime de culpa o declara inexistentes los delitos que
pudieran haberse cometido en las peripecias de la guerra contra la subversión marxista.
CONFORME A esa legislación, fueron juzgados y quedaron absueltos
casi todos los militares requeridos. Consecuentemente, también los ampara otra cláusula del tratado citado, el inciso d) del artículo 9º, que
reza: "No se concederá la extradición... d) Cuando la persona reclamada hubiese
sido juzgada en la Parte requerida por el hecho que motivó la solicitud de
extradición".
Y CON respecto a aquellos militares que no hubieran sido
juzgados por los hechos de que el juez Garzón los acusa, media otro artículo,
el número 11, el cual dice: "La extradición podrá ser
denegada, a) Cuando fueren competentes los tribunales de la Parte requerida, conforme a su
propia ley, para conocer del delito que motiva la solicitud de extradición". Norma
que rige aun cuando las personas reclamadas no fuesen nacionales del país requerido.
CON LO cual quedan cubiertos todos los casos que el juez Garzón
haya querido abarcar.
Ello, sin invocar otras excepciones
previstas por el tratado para los
delitos políticos o conexos con lo político, así como también para los delitos
militares, que no pueden ser, en ningún supuesto, objeto de extradición. Pero no es
necesario ir tan lejos. Basta con los dos artículos antes transcriptos, para
comprender por qué un político argentino, no menos socialista que el juez Garzón, el ex presidente doctor Raúl Alfonsín, haya tenido que calificar de
"dislate" la decisión de su correligionario espiritual.
ES, EN efecto, un dislate jurídico, pero no por
ignorancia ni por aquello de que, en toda interpretación de un texto legal, una
biblioteca afirma que sí y otra que no. Aquí no hay interpretación ni siquiera
tergiversación posible.
El juez Garzón, si en verdad es juez, tiene que haber leído el tratado, saber que no
le da pie alguno para su exorbitancia
y, no obstante,
persiste en hacer el gran papelón, en desacreditarse y desacreditar a la justicia de su
patria por un asunto con forzosa repercusión internacional.
EXISTEN, aparentemente, intereses muy personales.
No es un juez bien famado en Madrid
, y no precisamente por nada relativo a
los derechos humanos, sino a actuaciones suyas en regiones menos etéreas. Los derechos humanos le vienen de perilla para posar de lo que no es,
un idealista descaminado que ve gigantes donde hay sólo molinos de viento. El
sabe inventarse sus molinos de viento.
LA FORMA legal de esta empresa muy particular es lo de menos
. De ahí que
contratase o tentase a un marino argentino, cuyo testimonio ya nada
valía en nuestro país por la devaluación del testigo.
Con ese testigo, todo terminó al retractarse de cuanto antes había jurado en torno a
los "vuelos de la muerte", de los cuales habría participado
y por los cuales su juez y socio lo procesó,
a fin de dar alguna verosimilitud al testimonio.
LO QUE está haciendo el juez Garzón es marcar intereses
personales suyos en los de la campaña promovida por los socios o camaradas de ruta de los
subversivos, contra los militares que los derrotaron.
Una campaña que no tiene por mira la justicia
. No podría tenerla la que
impúdicamente la utiliza, la que se ríe de la ley y del contenido expreso de un tratado
que es imposible ignorar, porque se aparece apenas se emprende el estudio de la cuestión.
RAZON HA sobrado al actual gobierno en negar todo tipo de
colaboración a la ridiculez de un juez que aspira a la jurisdicción universal.
Y mal haría el nuevo gobierno, como lo ha anunciado el presidente electo, en dar pase
a la justicia de una eventual nota diplomática que contuviese el requerimiento de
extradición.
Las notas de ese tipo, que de por sí
importan una insolencia, al no guardar las formas mínimas de seriedad y respeto, ni se
contestan ni se da de ellas siquiera un aviso de recibo: sencillamente, se las devuelve.

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